El artista británico ha tenido acercamiento con grupos folclóricos y bandas de reggae.
La industria musical continúa siendo el escenario perfecto para que cientos de artistas den a conocer su trabajo, su pasión con esta actividad y la creatividad que le imprimen a cada proyecto personal. Con el paso del tiempo van surgiendo nuevos y prometedores talentos, los cuales le ponen un toque diferente a los distintos géneros que existen.
Uno de estos artistas es David Handerk, un saxofonista, compositor y cantante británico, quien trae una experiencia musical única y de talla mundial, enfocando la vibración artística que usa para transmitir un mensaje desde el corazón. Sus ideas fluyen para sanar, armonizar y unir a las personas con sonidos distintos, una voz melódica, cantos y bailes.
El artista internacional considera que la música es un camino hacia la sanación y los cambios, usándola como una medicina impactante y efectiva en jóvenes y niños, quienes suelen verse involucrados en diversas situaciones del día a día, que los convierten en los promotores de una nueva generación consciente.
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A través del talento con el saxofón, los ritmos suaves, los tonos armoniosos de su voz y transmitiendo imponencia con su presencia, el británico logra combinar el rap en español e inglés para conectar con sus seguidores y recordar que cada uno hace parte de un universo donde el amor conquista todo.
Handerk ha logrado llegar a los oyentes con el estilo que ha proyectado en sus creaciones musicales, sus ritmos y melodías, jugando con temas sensibles para impactar de forma profunda a quienes disfrutan de su trabajo.
El cantante, nativo de Londres e hijo de una madre escocesa y un padre jamaiquino, decidió radicarse desde 2010 en Colombia, experimentando sus conocimiento son distintos grupos de folclor nacional y de reggae. Este recorrido le ha permitido sumar vivencias y darle un matiz especial a sus producciones, contagiando a cada uno de sus seguidores.
Tras enamorarse de Colombia, el saxofonista busca dejar una huella con su música, poniendo un punto de impulso para futuras generaciones.