Veinticuatro concursantes negras y una blanca y ganó la blanca.
El reciente anuncio de que Brooke Bruk-Jackson, una joven de 21 años nacida y criada en Harare, Zimbabue, se alzó como la ganadora del título de Miss Universo Zimbabue ha desatado un torbellino de controversias en el país africano.
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La singularidad de esta coronación reside en un detalle notable: Brooke Bruk-Jackson es la única participante blanca en un país donde el 98% de la población es negra. Esta disparidad étnica ha generado una diversidad de opiniones entre la ciudadanía y en las plataformas digitales.
El portal digital 'The Zimbabwean' informó sobre una oleada de reacciones polarizadas. Algunos críticos cuestionan la imparcialidad del proceso de selección, sugiriendo que los prejuicios raciales podrían haber influido en la decisión del jurado. La presencia de Bruk-Jackson como la única candidata blanca entre 25 concursantes ha avivado aún más las sospechas.
Sin embargo, defensores de la elección argumentan firmemente que la identidad de Brooke Bruk-Jackson como zimbabuense es innegable y que merece el título. Han expresado en las redes sociales su rechazo a las críticas, calificando las reacciones como "vergonzosas y repugnantes". Insisten en que la nueva Miss Zimbabue debe ser aceptada como una legítima representante de su país.
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En un momento significativo durante el concurso, Bruk-Jackson fue cuestionada sobre su mayor temor. Su respuesta pareció prever las controversias que se avecinaban: "Deseo que cualquiera que entre en mi vida se sienta inspirado y transformado no por mi aspecto, sino por lo que hay dentro de mi corazón".
La coronación de Brooke Bruk-Jackson como Miss Universo Zimbabue ha desencadenado un intenso debate en torno a la identidad nacional, los prejuicios raciales y los criterios de selección en los concursos de belleza.