El teólogo Pedro Barrajón dice que las plataformas digitales promueven las prácticas satánicas.
En un mundo cada vez más alejado de la fe, el mito del demonio también está en las redes sociales e internet, un fenómeno que decenas de curas y laicos estudian desde hoy en Roma para compartir experiencias y hacer le frente a la influencia del Diablo.
"Creo que estos medios pueden suponer más presencia del Evangelio de Dios pero pueden también dar mayor cabida a Satanás. Depende de cómo lo usemos", explica el teólogo español Pedro Barrajón.
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Ante un reducido grupo de periodistas explicó que los nuevos canales de comunicación "pueden favorecer las prácticas satánicas, ritos ocultistas y portales dedicados a este ámbito que antes eran más difíciles de difundir".
Sin embargo, Barrajón pide que no se ataque a estos medios.
Por su parte, el secretario del Grupo de Investigación e Información Socio-Religiosa (GRIS), Giuseppe Ferrari, denunció la instalación de una escultura de Lucifer en un pueblo de Bolonia, aunque más bien tiene la apariencia de fauno.
En cualquier caso, todo parece indicar que el Diablo es una figura de interés, gracias a su mitificación en el cine o la literatura: "Es un tema que llama siempre la atención aunque luego, teológicamente hablando, es mucho más rico el tema de Dios", explicó Ferrari.
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Aunque el teólogo recalca su respeto por quienes no creen en exorcismos y príncipes de las tinieblas, recomienda no tomar a la ligera estos temas. "No creer podría significar que se ha caído un poco en la trampa del demonio", dice.
Tanto Barrajón como Ferrari hacen hincapié en que la Iglesia no cuenta con documentación que cuantifique el dudoso fenómeno de la posesión, aunque aseguran que es del todo cierto.
El sacerdote relata cómo se puede reconocer un caso de este tipo, enumerando cuatro síntomas: el rechazo a lo sagrado, la capacidad de hablar y comprender lenguas antiguas y desconocidas, demostrar una fuerza sobrenatural y conocer secretos.
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De igual manera, advierte de que "la mayoría" de las personas que se ponen en manos de exorcistas en realidad "padecen problemas psicológicos" y por ello es preciso consultar primero a un médico psiquiatra.
Si los tormentos no cesan, es entonces cuando se opta por el exorcismo, todo "un combate" entre el religioso y el espíritu, que puede llegar a expulsar por la boca del poseído de forma "inexplicable" pedazos de metal pesado o cristales.
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El padre Barrajón no esconde que el demonio también se ha colado entre los muros de la Iglesia, como reconoció el mismo papa a raíz de los escándalos de pederastia, y recurre a santo Tomás de Aquino para resumir que "el diablo se encuentra en toda acción pecaminosa del hombre".