El 'Silbón': la historia del alma en pena que aterroriza a los borrachos

La leyenda del Silbón es una de las más conocidas y arraigadas en la tradición oral de los llanos orientales de Colombia y Venezuela. Según cuenta la historia, el Silbón era originalmente un joven llanero altanero y desobediente que le quitó la vida a su padre.

Se cuenta que el Silbón, cuyo verdadero nombre se ha perdido en el tiempo. Era un hombre joven, terco, caprichoso y consentido desde pequeño. Pasaba la mayor parte de su tiempo bebiendo en cantinas y silbando, de ahí su apodo. Una noche, enojado porque su madre no le había preparado las asaduras de ciervo que él quería, salió furioso de su casa hacia la cantina.

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Su padre, frustrado por no haber podido cazar el ciervo, trató de explicarle al Silbón al llegar a casa, pero éste, en medio de su borrachera, lo golpeó brutalmente. Cuando su padre cayó al suelo, el Silbón le disparó repetidamente con el rifle de caza hasta matarlo. Luego, con un objeto corto punzante le abrió el abdomen sin remordimiento alguno. Empacó algunas viseras en un pedazo de camisa y se las llevó a su madre.

Al ver las viseras, la madre sospechó y le preguntó al Silbón de dónde las había sacado. Él, sin arrepentimiento, le respondió que eran de su padre, "ese fracasado". Aterrada, la madre gritó pidiendo ayuda. El abuelo, como castigo, mandó a atar al Silbón a un poste en el campo, donde lo azotaron violentamente. Luego, lavaron sus heridas con agua ardiente y sábila, y lo liberaron junto a dos perros hambrientos y rabiosos.

Finalmente, el abuelo maldijo al Silbón, condenándolo a vagar eternamente por los llanos, perseguido por los perros llamados "Tareco". Desde entonces, el Silbón deambula cargando los huesos de su padre en un saco, lanzando tétricos silbidos al aire con todas las notas musicales. Se dice que ataca a borrachos, mujeriegos y a veces a víctimas inocentes.