En 1970, Donna, una estudiante de enfermería de 20 años, y su amiga Angie adquirieron una muñeca antigua de trapo, le pusieron Annabelle.
Ed y Lorraine Warren fueron una pareja de parapsicólogos estadounidenses que se dedicaron a investigar fenómenos paranormales durante más de 50 años. A lo largo de su carrera, investigaron cientos de casos, incluyendo posesiones demoníacas, poltergeists, apariciones fantasmales y entidades extraterrestres.
Entre los numerosos casos investigados por los parapsicólogos Ed y Lorraine Warren, uno de los más famosos y controvertidos es el de la muñeca Annabelle. Esta historia, que involucra a una muñeca Raggedy Ann poseída por una entidad demoníaca, ha sido narrada en libros, documentales e incluso en la saga cinematográfica ‘El Conjuro’.
En 1970, Donna, una estudiante de enfermería de 20 años, y su amiga Angie adquirieron una muñeca antigua de trapo en una tienda de segunda mano. La muñeca, que llamaron Annabelle, pronto comenzó a presentar comportamientos extraños. Se movía de lugar por sí sola, dejaba marcas inexplicables en las paredes y, en una ocasión, incluso estranguló a Donna mientras dormía.
Aterrorizadas, Donna y Angie buscaron ayuda de los Warren, quienes tras investigar a fondo el caso, concluyeron que la muñeca estaba poseída por una entidad demoníaca. Según Ed y Lorraine, el espíritu maligno que habitaba en Annabelle era extremadamente poderoso y buscaba causar daño a sus víctimas.
Los Warren intentaron deshacerse de la muñeca utilizando diversos métodos, incluyendo exorcismos y rituales de purificación. Sin embargo, la entidad demoníaca parecía resistirse a sus esfuerzos. Finalmente, en 1971, los Warren decidieron encerrar a Annabelle en un cuarto sellado de su museo paranormal, donde permanece hasta el día de hoy.
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El museo está ubicado en la ciudad de Monroe, Connecticut, en la misma casa que Ed y Lorraine Warren habitaban. La dirección exacta es 677 Hungry Hollow Road.
Lamentablemente, el museo cerró sus puertas al público en 2019, tras el fallecimiento de Lorraine Warren. La familia Warren tomó la decisión de cerrar el museo por motivos personales y para proteger la integridad de los objetos que se exhibían allí. Aun no se sabe si hay planes de reabrirlo.