Un hecho puede traumar para siempre a una inocente niña.
Una pequeña niña que vivía en un viejo apartamento de Chapinero, junto a su papá y su mamá, nunca volvió a ser igual desde el día que descubrió un aterrador ser que habitaba debajo de su cama.
Un día, Paulita, como la llamaba su abuelo, estaba en su habitación y sintió que algo le jalaba el vestido que llevaba puesto. La menor no le prestó atención y se fue con su hermano mayor a dar una vuelta, muy cerca de la 53 con séptima.
Sin embargo, las cosas se salieron de control aquella noche cuando la niña se fue a dormir, se tapó con la gran cobija rosada que tenía y abrazó su oso de peluche. En medio de la madrugada, una horripilante y escalofriante mano salió de debajo de la cama y comenzó a subir por el colchón.
La pequeña cerró sus ojos, sintió que el corazón le estaba latiendo muy fuerte e intentó gritar para llamar a su mamá. Paulita no pudo decir ni una sola palabra, por lo que se giró a mirar la puerta y vio cómo aquella mano se acercaba a ella.
Esta monstruosa mano la agarró de un brazo, fue subiendo y le tapó la boca, mientras la presionaba contra la almohada. La niña comenzó a llorar desconsolada y su madre escuchó los ruidos.
Al llegar a la habitación, la mujer vio a la pequeña acostada boca arriba y con marcas en su brazo, como si alguien la hubiera agarrado de forma brusca. Paulita no volvió a decir una sola palabra desde ese día y no suelta aquel oso, el cual suelta un asqueroso olor a muerto.