Los espíritus puedes aparecer de las formas menos pensadas.
Andrea, una mujer de 40 años, se encontraba sola en su casa, recogiendo las pertenencias de su marido, quien había fallecido dos meses atrás. Mientras realizaba esta actividad en su apartamento, ubicado en Chicó Norte, las lágrimas abundaron y el ambiente se puso bastante nostálgico.
En medio de esta triste labor, la mujer se percató de un extraño sonido que provenía de su habitación, por lo que fue corriendo y se asomó. Cuando llegó al sitio, todo estaba en calma y en su lugar, por lo que no entendía qué era lo que pasaba.
Cuando regresó a la sala a terminar de doblar la ropa de su fallecida pareja, el mismo sonido volvió a aparecer y se tornó mucho más constante y aterrador. Era como si un golpeteo estuviera presente en un vidrio o una superficie dura.
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Andrea regresó a su recamara y observó que la cortina de la ventana estaba moviéndose, por lo que se acercó y la corrió para observar qué era. Cuando miró detenidamente, el vidrio estaba cuarteado en el centro y no presentaba signos de que se fuera a romper fácil.
Al intentar salir del cuarto, la puerta se cerró sin explicación alguna, ya que no había viento ni había nadie con ella en el apartamento. A pesar de intentar abrirla, no lo logró y comenzó a sentir mucho frío.
Cuando miró de nuevo hacia la ventana, la mujer escuchó el golpeteo y una mano casi transparente que estaba del otro lado, intentando entrar. La bogotana gritó desesperadamente, pero la mano no paraba cada vez que golpeaba con sus dedos el vidrio.
Cuando se detuvo, la puerta del lugar se abrió y Andrea observó una sombra junto a la sala, exactamente de pie en donde tenía unas fotos de su marido. Aquel espectro no tenía una mano, por lo que entendió que era la energía que estaba tratando de entrar al apartamento como fuera.