La muerte llega a veces de la peor forma y en manos de quien menos esperamos.
La muerte llega en ocasiones de manera inesperada y otras veces en manos de quienes menos pensamos, pues no es raro ver en los titulares noticiosos que algún familiar perpetuó el asesinato de su ser querido.
Algunos dicen que cuando la muerte llega tan de repente el alma no se da cuenta de que está muerta, eso le pasó a una pequeña de siete años.
Desde hace dos años la niña se había quedado sola con su mamá, pues el padre las había abandonado, sin embargo, la niña no entendía por qué su madre ya no la quería, pues solo lloraba y no le hablaba ni jugaba con la pequeña.
Al ver que su mamá ya no actuaba como antes la niña evitaba estar cerca de su madre para que no la regañara, así que decidió encerrarse en su cuarto abrazando a su muñeca y esperaba a la noche para acercarse nuevamente a si mamá.
La pequeña solo quería acariciar su cara y decirle que a pesar de todo la seguía queriendo mucho.
Un día habitual, llegado el anochecer la niña escuchó a su mamá llorar en la habitación mientras tenía unas fotos regadas sobre la cama; algunas las acercaba a su pecho para abrazarlas, así mismo, la madre tenía sobre la cama juguetes y ropa de su hija. La pequeño pensó que como su madre ya no la quería quizás regalaría esas cosas.
Sin embargo, la madre se quedó dormida con todas las cosas sobre la cama, la pequeña aprovechó para acercarse y ver las fotos, pero se llevó una gran sorpresa al ver que la mayoría eran de ella y las otras de toda la familia.
La pequeña seguía imaginando que su mamá lloraba por su esposo, ya que las había abandonado.
A la noche siguiente, la niña espero que su madre se acostara para preguntarle por qué ya no la quería.
Cuando se iba a acercar la mujer dio un sobresalto muy grande, aunque parecía que fuera a gritar, no emitió ningún sonido; aunque la situación no pintaba de la mejor manera la niña a provechó para preguntarle por qué ya no la quería.
La mamá se suelta en llanto y solo dice “te amor, te quiero, eres mi vida”.
Ante sus palabras la pequeña corrió a abrazarla, con ese contacto, la madre sentía un frío extremo y la niña una calidez; en medio del abrazo la niña logró ver un recorte de periódico que tenía en la cama.
“Padre asesina a su hija a su hija, madre lo denuncia y ahora está en prisión”, decía el periódico.
Después de eso la pequeña alma entendió todo, su madre no lloraba porque su esposo las hubiese abandonado, sino por el asesinato de su hija.
A pesar de todo, el abrazo entre la pequeña y su madre fue tan poderoso que el alma de la niña pudo descansar para siempre, entendiendo que su madre sí la amaba y que en realidad llevaba ya mucho tiempo muerta sin saberlo.