Un mal reflejo podría costarte la vida.
¿Te imaginas ir por un lugar y toparte con un espejo que no te refleja?
Diana y María iban caminando por una concurrida calle de Chapinero, ubicada en Bogotá, cuando observaron una curiosa y antigua tienda. Las dos jóvenes, de 22 y 25 años, respectivamente, no perdieron oportunidad e ingresaron al sitio a chismosear.
Al entrar a la tienda, María se enamoró de algunos objetos antiguos y viejos, los cuales brillaban mucho por lo dorados y reestablecidos que estaban. Se trataba de un candelabro y un joyero que costaban más de 500.000 pesos.
Diana por su parte se percató de un misterioso espejo que estaba ubicado tras una pared, muy cerca de un espacio oscuro y sin luces. Al dirigirse hacia él, la dueña de la tienda la frenó y le pidió que no se fijara en aquel objeto, ya que estaba reservado para alguien más.
Mientras la mujer atendía a María y respondía sus preguntas, la otra joven no hizo caso y se acercó al espejo para detallarlo. Una vez se ubicó frente a él, Diana no vio su reflejo y por el contrario vio unas manos apoyadas del otro lado.
Al tocar el vidrio, la curiosa chica se quedó en silencio y no se movió por un buen rato. María pagó sus objetos y se fue a buscar a su amiga, dándose cuenta que no había nadie en la tienda más que la dueña. La mujer, con un tono seco y misterioso le dijo que Diana se había ido del lugar hacia un rato.
María salió y se dirigió a buscar a su amiga, sin tener resultado su búsqueda. La vendedora cerró la puerta de la tienda y se asomó al espejo, observando el reflejo de Diana completamente pálido y aviejado.