Desde el punto de vista ético, recurrir a estos rituales como amarrar o endulzar plantea cuestionamientos sobre el libre albedrío.
El ‘Cartel Paranormal de La Mega’ atrae nuevos oyentes a diario gracias a su formato, que permite a las personas llamar y contar sus historias. Además, el programa siempre da espacio a expertos que intentan explicar ciertos fenómenos paranormales.
En la emisión del 12 de septiembre, Daniel Trespalacios, conductor del programa, abordó un tema relevante que, aunque pueda parecer increíble, ocurre con frecuencia: Endulzar y amarrar.
Según el invitado que debatió con Daniel, existe una diferencia entre estos dos conceptos. Endulzar no elimina el libre albedrío de la persona; su propósito es reforzar y revivir el amor existente. Es como despertar algo que se había apagado, pero no obligar a la persona a estar con alguien.
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En contraste, el amarre sí implica una presión. Este tipo de práctica ata a la persona, forzándola a estar con otra, incluso si nunca han estado juntos. De todas formas, tanto los amarres como los endulzamientos se consideran formas de brujería.
El oyente afirmaba que precisamente hoy, viernes 13, es cuando se realizan más trabajos de este tipo. Sin embargo, advirtió sobre las malas energías que estos trabajos pueden generar, especialmente en los amarres, ya que en este tipo de hechizos se invocan energías pesadas, lo cual puede recaer en karma para las personas que encargan este tipo de trabajos.
Es más, confesó que las malas energías también afectan a quien realiza el trabajo, aunque finalmente ellos sí saben cómo protegerse.
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Desde el punto de vista ético, recurrir a estos rituales plantea cuestionamientos sobre el libre albedrío y el consentimiento. Manipular la voluntad de una persona para que actúe de determinada manera, incluso con intenciones positivas, puede vulnerar principios éticos fundamentales. Esto genera un dilema moral sobre la justicia y la equidad en las relaciones interpersonales.
Emocionalmente, el impacto puede ser complejo. Si bien el objetivo de endulzar o amarrar puede ser mejorar una relación o fortalecer vínculos, los resultados no siempre son los esperados. La persona objetivo puede experimentar confusión o resistencia, lo que puede afectar negativamente la relación. Además, la dependencia de estos rituales puede impedir el desarrollo de habilidades interpersonales auténticas y saludables.